Si no lo son, lo parecen y tanto en el campo de la imagen como en el de la palabra. Howard Gardner, el célebre autor de la teoría de las inteligencias múltiples menciona algunas frases infantiles con sentido poético en "Arte, mente y cerebro". Un niño se refiere al cuerpo desnudo como descalzo del todo; otro al ver el humo de un avión dice que ha dejado una cicatriz en el cielo; y un tercero describe el adormecimiento de uno de sus pies como una gaseosa con muchas burbujas.
Gardner presenta la habilidad artística como un desarrollo en forma de `U`que tiene sus primeras manifestaciones alrededor de los dos años. El niño comienza a alborotar con su innegable creatividad al dibujar líneas en movimiento que el adulto identifica como borrones y garabatos. Vive una etapa que abandonará camino a su sétimo año de vida cuando se interese en la literalidad. Un momento de representaciones realistas, de imitación y de toma de conciencia de las reglas. Importante aunque los dibujos del niño no parezcan ya artísticos, sino estereotipados por lo repetitivos. El apego a las reglas ha de ponerlo en contacto con los símbolos de la cultura.
Es probable que en el otro extremo de la ´U` renazca la frescura en el trazo. Si el niño se socializa en buenos términos, tendrá la posibilidad de ingresar a la adolescencia con una sensibilidad atenta. Debe comprenderse que este proceso no es rígido para todos, ya que varía según se trate de un joven que decida hacerse artista o no a inicios de la adolescencia.
En cuanto a la relación entre las dotes del adulto y del niño, Gardner da a entender que el niño crece y se desarrolla como un individuo controlado por sus dotes. El artista adulto en cambio, dedica su vida a manejar las habilidades con las llegó a este punto de su desarrollo. Encuentra además en el medio artístico los estímulos para expresarse.
Para volver sobre Klee, Miró o Picasso. Si sus pinturas parecen infantiles es por su decisión de colocar en ellas gestos de simplicidad y espontaneidad. Picasso lo dio a entender con claridad al decir que ya a los doce años dibujaba como Rafael, pero que le había tomado toda la vida dibujar como un niño.
Imágenes: Paul Klee 919, Jean Miró 1924.
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