A mi entender el expresionismo apasiona a los bailarines. A considerar que les permita explorar en el interior de si mismos con una intensidad ejemplar. Durante las semanas de preparación hacen suya la realidad subjetiva. Bajan Kilos. Lema confesó al término de la función, que las últimas semanas había vivido con los pelos de punta. Hasta sus familiares se le corrían. ¡Qué tensión!
La danza comprometida con el sufrimiento no arrastra mucho público. Tal vez lo haría buscando matices. Una ligera concesión a la frivolidad de la que finalmente estamos también hechos. Lo suyo podría ser recurrir al guiño irónico. A los toques de humor. Extrañé silencios alternados con la música. La incorporación de pausas en el torrente de ejecuciones. Las sorpresas de la iluminación.La vida no es sólo un tránsito al camal con su desfile de vísceras. Verdad que no. Tenemos nuestras formas que dan al exterior. Las mismas que el elenco de la pieza sabe manejar con tanto afán. Inmejorables las bailarinas en su pas de deux. Una efectiva producción.
Como dice que dice Mafalda, si el mundo te da limones, pide sal y tequila.
Imagen: E. Munch ( espectadora el día después de ver "Kamal...).
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