Más que simpatía o antipatía por el cambio, pongo sobre la mesa la por ahora soñada publicidad de Kalle Lash, director Adbusters Magazine. Al momento de la compra de la gaseosa más popular del planeta uno sería recompensado por su propia imagen en espejo. Un narcicismo de nuevo tipo. No voy a parecerme a la/el modelo más deseado/a. El sujeto del deseo ha de ser uno mismo.
Otra pregunta. ¿Cambiaría entonces el análisis de Guy Debord en su libro "La sociedad del espectáculo" (1967)? Dice el francés: "La alienación del espectador en beneficio del objeto contemplado (es el resultado de su propia actividad inconciente) se expresa así: cuanto más contempla, menos vive, cuanto más acepta reconocerse en las imágenes dominantes de la necesidad, menos comprende su propia existencia y su propio deseo".
Kalle Lash, sugiere poner en contacto el mundo espiritual y el comercial para sentir la vida de otra manera. Se ve en la imagen de Jesús predicador.
Finalmente, la última pregunta. ¿La propuesta publicitaria en relación al nuevo consumo, conlleva freno o desenfreno?
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