
Al volver al texto me topé con una reflexión en torno al arte y la formación de la sensibilidad artística en los escolares. Como es en apariencia más objetiva, decidí con mayor ecuanimidad, transcribirla aquí. El punto es la manera de afinar la percepción, un objetivo esencial del repertorio de un maestro al que lo anima el deseo de, como insturmentos musicales que en cierta manera somos, afinar humanos.
"...Marx ha escrito: ´Los cinco sentidos son una trabajo de la Historia Universal toda´. Es decir, si bien el cuerpo hereda un aparato sensorial específico -ojos y piel, papilas y olfato- este no es suficiente para percibir lo bello y lo sublime. Es necesario que se creen órganos etéreos, indefinibles, prolongaciones espirituales de la carne; ojos para apreciar la belleza de la luz, el juego del color o la armonía de unos sonidos, su hechizo. Como a las almas de Platón, hace falta que surjan esas alas, órganos santificados que se vinculan con lo estético como una nueva manera de ejercerse, de mirar y escuchar más allá del humor vítreo, la retina o el tímpano. ¿Cómo se forma esta segunda sensibilidad, cómo se potencia la percepción? (...) Solo de la constancia en el encuentro con la obra estética puede surgir una manera nueva de sentir. Se trata de ver buen cine, leer buena literatura. Y esto aunque no nos guste. La confianza de lo que ha ocurrido con la humanidad; es el trato frecuente, el roce, lo que produce esos órganos interiores (...). Hace falta leer El Quijote, contemplar pinturas de Van Gogh, visitar Macchu Picchu; si perseveramos, algo irá creándose en nosotros. Algo que nos emparenta con el creador y la obra. Sólo así llegaremos a educar, es decir a elevar el gusto hasta darle la facultad invalorable de disfrutar, más tarde, con la buena lectura o la visión conmovedora de un gran filme".
Imagen: Van Gogh, 1887.
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